Friday, August 14, 2009

Thank You, Joshua's Mom!

Este blog lo escribí hace dos años atrás, pero es tan lindo que quise incluirlo acá.

No se en que lío me he metido. Resulta que mi hijo me había pedido hace un tiempito atrás que le permitiera un “slumber party” (“si, porque eso de pijama party es para nenas, mami, así que ni se te ocurra decirlo al frente de los Caballeros Jedi, ¿está bien?”, me dijo mi hijo con la cara seria y yo con ganas de reírme a carcajadas). Y yo, madre al fin, me fui por el camino florido de mis memorias a los pijama parties de mi niñez… Sin acordarme de las palabras sabias de Calderón de la Barca cuando dijo “La vida es un sueño, y los sueños, sueños son”.

En estos momentos respiro hondo y cuento hasta 10 (debería contra hasta mil). Uno por uno, los aborígenes han llegado a casa con ansias de hot dogs, sundaes de chocolate y whipped cream, y TODAS, I mean TODAS las películas de Star Wars (si gente, LAS DOS TRILOGIAS). Resulta que mi hijo, que yo no sabía que era el “party coordinator” del festón, me sacó una lista de las cosas que él y sus amigos “Caballeros Jedi” tenían en agenda para el “world’s best slumber party in the UNIVERSE!” (Aclaro, que si bien es cierto que mi hijo y sus amigos son todos productos de la escuela pública y a mucha honra, ninguna de las madres se explica como sus hijos son TOTALMENTE bilingües. Es mejor el inglés que hablan que el español que les rodea).

Andrés llegó primero. Raymond llegó con el popcorn. Yomar llegó con el Nintendo Wii y un montón de juegos (“Es que a mi me tocó ser el entertainment master, Mrs. Peña”, me dijo Yomar muerto de la risa) Y entre las carcajadas, las peleas con sables de luz, Anakin y Obi Wan, Master Yoda y los refrescos, Joshua ha sido feliz, y ellos también. Y aquí estaré yo, en vivo y a todo color, reportándoles desde un blog cerca de ustedes, gracias a los esfuerzos de Rahab, RompeHuesos Writing Co y De La Cuneta Productions. Peace!

Al otro día…

NO puedo con la paz y la existencia. Estos cuatro chicos son una bomba humana de adrenalina pura. ¿Cómo es posible, que siendo feriado, se levanten TAN temprano? ¿NO debe ser del otro modo, o sea, que se levanten tarde?

Ahora, que ya los chicos se han ido a sus respectivas casas, me puedo sentar con una taza de té caliente (esta vez es de tangerine orange) y contar los eventos del “world’s best slumber party in the UNIVERSE!” (es que se pasaron TODA la noche con eso).

Cuando todos los muchachos llegaron a casa, que queda en un segundo piso y en el mismo medio del pueblo, decidimos repasar la lista de actividades que tenían y llevarlas a cabo. Esto fue un más o menos de las cosas que pasaron.

1. Observar las constelaciones desde el Frente Portuario

OK, lo admito, esta fue mi parte favorita de la noche, cuando los chicos y yo, después de comer helado, nos fuimos al muelle a ver las estrellas. Lo cómico fue verlos tratando de identificar las “…naves espaciales que se pasean en los cielos! Porque es verdad, yo vi una de esas el día que se fue la luz en el barrio” “¡es embuste!” gritó el resto, “¡te digo que es verdad!” Y así se pasaron hasta que Josh sacó la lista y dijo: “OK, guys, ¡¡¡ahora vamos a ver Star Wars!!!!”

2. Maratón de Star Wars

Maratón que no lograron hacer porque era más interesante el juego de…

3. DragonBall Z en el Nintendo Wii

...que jugaron hasta más no poder y las risas los tenían a todos en el piso hasta que…

4. Crash Tag Team Racing en Nintendo Game Cube

…cambiaron de consola y Yomar, siempre preparado, trajo dos controles adicionales ¡y se formó la grande en el cuarto de los muchachos! Todo perfecto, se cambiaron a pijama, se lavaron los dientes, Josh me llamó al cuarto y con una linterna y una manta, comenzamos un terror fest…

5. Cuentos de terror que hace mi mamá

...que no pude terminar, porque Raymond me salió cobarde y me recordó que si seguía con eso le darían pesadillas. Así que di por terminada la velada y los envié a dormir… error…

6. Reírnos hasta el cansancio porque no queremos dormir (esta la añadí yo)

...porque si pensaron que el party había terminado, ¡Están todos equivocados! ¡Hubo de todo! Pelea de almohadas, quien es el campeón del ronquido más fuerte, quien (y esto me da cosa decirlo, pero bueno. He llegado a la conclusión que son realmente cosa de varones)… ay padre… quien se tiraba el viento más apestoso (me dejaron la casa inundada a Channel Num. 5000 Eau de Lagoon). Hasta que el adulto (en este caso, yo) tuvo que poner las cosas en su sitio y al fin quedaron toditos durmiendo hasta…


A eso de las 6:30 am TODOS despertaron hambrientos, con ganas de jugar Nintendo Wii y ver a los patos que nadan en la laguna del patio trasero… otra vez a la carga.

Al final, cuando ya todos se fueron y quedaron de acuerdo que el próximo slumber party sería en casa de Raymond (pobre Inés, no quiero ni pensarlo), me miraron con caritas felices y dijeron todos a la vez : “THANK YOU, JOSHUA’S MOOOOMM!”

Osea, ya no soy Noramid… he pasado a ser la “mamá de Joshua”.

Sobre Pinky y Cerebro


Son las tres y cuarenta y uno de la tarde, miércoles… estoy en mi casa, con una taza de té caliente (a ver, ¿cuál es el sabor del día? ¡Aja! Celestial Seasosings Black Cherry Berry. Diantre, la compañía debería hacerme la spokeperson oficial) Está borrascoso afuera. Sendo viento que sopla desde la bahía. Hoy es uno de esos días en que las sopas no son una opción, en realidad son obligatorias. Mientras escribo tengo la página de MySpace al otro lado debatiendo si saco el layout que tengo puesto, pero me da cosita, pues no son cualquiera. Es nada mas y nada menos que Pinky y Cerebro, esos dos ratoncitos chulos de laboratorio que todas las noches querían conquistar el mundo, con resultados desastrosos.

Y bueno, que todo el mundo se sabe la historia al derecho y al revés. Por el día son dos ratones blancos de laboratorio y solo Dios sabe cuantos productos habrán tenido que soportar las ratas (me puedo imaginar a Pinky diciéndole a Cerebro: “Creo que el rubor Anaranjado Puesta de Sol va mejor con mi rostro que el Chocolate Ron Oscuro.”). Cuando solo queda la noche, la ciudad y las ratas, Cerebro toma el control y saca el plan de turno para la conquista mundial. Debido a su tamaño, Cerebro tiene un complejo de Napoleón, lo cual impide el éxito de sus planes. Otras cosas que impiden que Cerebro conquiste el mundo son los errores de Pinky, la poca inteligencia de los humanos o simplemente mala suerte.

Realmente lo que me atrae de estos personajes no es que sean bonitos, acariciables y adorables. Ya se como empezará y terminará la historia; Cerebro querrá conquistar al mundo, Pinky lo hace porque le encanta pasar tiempo con su mejor amigo, el plan se hace cenizas y al final de la noche Pinky dirá:

-¿Qué haremos esta noche, Cerebro?
-Lo mismo que hacemos todas las noches, Pinky. ¡Tratar de conquistar el mundo!

Y se repite la fórmula la siguiente noche.
Y la siguiente.
Y la siguiente.
Y la siguiente…

¿Ven el patrón? ¡El tipo no se rinde! Todas las noches el plan se hace sal y agua ¡y TODAS LAS NOCHES vuelve a intentarlo! O son masoquistas o simplemente no se han mirado al espejo para saber que no podrán hacerlo porque son RATONES. Lo cómico es que poco importa si son ratones de laboratorio o no, lo que importa es que tienen una misión: O conquistan el mundo o se mueren en el intento.

Lo que me lleva al principio del relato y al último sorbo de té: sacar o no el layout… ¡nah! Mejor que se quede ahí. Total, como dirían ellos en una de esas ocurrencias:

Cerebro: -Pinky, ¿estas pensando en lo que estoy pensando?
Pinky: -Creo que si, Cerebro, pero…¿y si el hipopótamo no quiere usar calzones?

Mucho que hacer, poco tiempo para hacerlo.

"Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor." Salmo 5:3a

Son las seis de la mañana, hora del Atlántico, en la Isla del Encanto (debería decir La Isla Hecha Pedazos, pero bueno, ese es otro tema para otro blog). Voy directo a la estufa a preparar el café, apago los abanicos, y preparo el desayuno. Mi primer ruego al cielo es que el café esté listo pronto, porque si no, no voy a funcionar por el resto del día. Mentalmente hago el "to do list" que me toca: levantar a mi hijo, prepararlo para la escuela, orar, ir a correr, seguir orando, fregar los platos, seguir orando... ¡Ay Padre, la perra! ¡Tengo que alimentar a la perra!

Salgo en pijamas al patio trasero y allí está Azabache, una perra negra mitad Labrador y mitad Sato Puertorricensis... que debimos llamarle Odie, porque se comporta igualito que el dichoso animal. Su alegría es tan grande, que me brinca encima como si pudiera soportar el peso, y cuando único se está quieta es cuando ya le he servido su desayuno de comida seca. Por un momento me quedo observando el resplandor del sol entre las casas de la urbanización en la que vivo y pienso: "Gracias, Señor, por el milagro de vivir un.... shhhhhhshhhhhshhhhshhhhshh" ¡Oh Dios, el café se desborda de la cafetera!

Salgo corriendo a la cocina para ver que en efecto, el café por poco se sale de la greca*. Me sirvo el líquido caliente con un poco de leche y azúcar. Levanto la taza caliente, la acerco a mi nariz, inhalo el aroma, me quedo un segundo en el espacio y mi recuerdo se va a las mañanas con mi abuela paterna, en la casa que me crié. Tomo el primer sorbo y mi cuerpo reacciona con alegría, porque sabe que la cafeína entró al santo templo de Noramid. Me quedo en ese mundo etéreo por un minuto, cierro los ojos y acerco la taza a mi boca. El vapor del café caliente vigoriza mis sentidos y hace que mi alma baile de regocijo....¡¡¡ biiiippppbippppbipppbiippppbiippppp!!! Lord have mercy, la alarma del cuarto de mi hijo!

Cuando llego a la habitación del flaco, ya está despierto . Lo abrazo, lo beso y comienza una batalla campal de los pro y contra de ir al colegio. "Pero mami", me dice el flaco mientras alinea los argumentos del día y se pone el uniforme, "es que es lo mismo todos los días. Tú me levantas, como desayuno, me lavo los dientes, y mami... ¡Pero escúchame, mami! ¿Ya tú bebiste café, que todavía estás en Babalandia? Ma, el colegi... mami, ¿tienes algo en la estufa?"

Llego a la cocina, y en efecto, la estufa está prendida con lo poco que queda de café y por poco incinero la casa. Sirvo el desayuno para que mi hijo se coma cuatro cucharadas, tome sus útiles mientras me cambio de ropa y salgamos antes de las siete por aquello de ganarle al tráfico, a la escuela. En la primera luz saludamos a Otilio, el vendedor de periódicos, con los primeros titulares del día "Mueren cuatro en balacera en la calle en la madrugada" "Gobierno gasta 2 millones de dólares en subasta por el concierto de Britney Spears" "7,000 empleados públicos sin trabajo"... Mi hijo, que también acaba de leer lo mismo que yo, me toma de la mano y me dice tiernamente "Mami, por lo menos nos tenemos, ¿no es cierto?" Paaaaaaaaaapaaaaaaaaaaaapaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.

Durante ese momento especial Disney, la luz cambia de roja a verde y la señora que va detrás de mi, pensando tal vez que el mundo va ir más rápido, me toca la bocina desesperada. Me pasa por el lado como si la calle fuera la pista de carreras de Salinas y me grita cuanto improperio se han inventado en la lengua española. ¿Gritarle lo mismo, o bendecirla? Prefiero bendecirla. A lo mejor ella también es una mami on the run... Muchas cosas que hacer, poco tiempo para hacerlo.

Llegamos al colegio y mi hijo se despide con la mano (ya es muy grande para los besos). El resto del día corre de la misma manera que la mañana. La diferencia es que, como dice el flaco, nos tenemos. Y eso es más que suficiente.